Enrique Shaw UNIAPAC

Enrique Shaw y su conexión con Estados Unidos

Escrito por Portal Empresa
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A lo largo de los últimos meses hemos compartido estudios de caso sobre el plan de transformación de la Cristalería Rigolleau, que implicaba el despido de 1.200 trabajadores, y al que Enrique Shaw se opuso, llegando incluso a viajar a Estados Unidos a pesar del deterioro de su salud para renegociar los términos del plan y afectar al menor número posible de trabajadores. El documento que hoy les presentamos ofrece más detalles sobre los diversos viajes de Enrique Shaw a Estados Unidos, desde muy joven hasta el último, en el que luchó con todas sus fuerzas por mantener los puestos de trabajo de sus empleados. En particular, encontrarán la carta que le hizo consciente de la misión que Dios le había encomendado, así como diversos testimonios que les ayudarán a comprender por qué Enrique es considerado un santo.  Una vez más, a través de este documento, esperamos que el caso de Enrique Shaw pueda servir de ejemplo y fuente de inspiración para todos los líderes empresariales cristianos de la red UNIAPAC y del mundo entero».  

Rodrigo Whitelaw, secretario general de UNIAPAC

A los ocho años Enrique había perdido a su madre y a sus cuatro abuelos.

Ocurrieron otros cambios que los afectaron. En el año 1929 hubo una gran crisis económica provocada por el derrumbe de la Bolsa de los EE.UU. y esto repercutió negativamente en Argentina. Muchos deudores de la Casa Tornquist se fundieron y no pagaron sus deudas. La empresa tuvo que hacer fuertes ajustes y varios miembros de la familia materna tuvieron que desprenderse de muchos bienes.

Alejandro Shaw, el padre de Enrique, joven y viudo, decidió renunciar a su puesto en esa empresa familiar y buscó otros rumbos. Se mudó a los EE.UU. para trabajar en Nueva York y llevó a sus dos hijos con él. Enrique estuvo unos meses de 1930 internado en el colegio católico de monjas Saint Lawrence de Nueva York. El 25 de mayo recibió allí el sacramento de la Confirmación.1

Cómo les costaba la vida en un colegio pupilo, una tía con su marido lo fue a buscar y luego de un paseo, regresaron a Buenos Aires.

En 1934 el padre de Enrique se trasladó nuevamente a trabajar en los Estados Unidos y vivió allí casi tres años, dejó a sus hijos en Buenos Aires a cargo de sus tías.

Hay varias cartas publicadas escritas a su hijo Enrique. Están escritas en papel con el membrete del Manufacturers Trust Company, un antiguo y gran banco. La sede quedaba en 55 Broad Street, casi en la esquina de Wall Street. Las cartas comenzaron en abril de 1934 y terminaron en octubre de 1936.2

A los catorce años, enero de 1936, Enrique entró en la Escuela Naval de Río Santiago y luego de finalizar sus estudios lo trasladaron al Sur: Puerto Belgrano y Tierra del Fuego.

A los quince años viajó en sus vacaciones a visitar a su padre en Nueva York, ningún familiar pudo acompañarlo. Partió en hidroavión porque aún no existían los aeropuertos. El viaje duraba cinco días de ida y otros cinco de vuelta, pero él extrañaba mucho a su padre a quien no había visto durante dos años.3

Por su buen inglés, lo enviaron a estudiar Meteorología en Chicago, era un intercambio entre las fuerzas armadas norteamericanas y Argentina.

El 23 de octubre de 1943 se celebró su matrimonio con Cecilia Bunge.

En septiembre de 1944 nace su primer hijo y él no pudo estar presente. A partir de esto, siente la necesidad de estar más tiempo cerca de su familia y ampliar sus horizontes. Por estos motivos se plantea abandonar su carrera en la Armada. No lo hace porque el mundo está en guerra y él debe patrullar la costa argentina.

*

Era imposible alejarse de su trabajo en la Marina debido a la Segunda Guerra Mundial. Pero esta finaliza el 15 de agosto y ese mismo día escribe una carta y pide la baja de la Marina.

La llegada del barco a New York coincide con la finalización de esa guerra y hay una gran celebración. Al haber desaparecido ese impedimento de inmediato hizo la gestión para cambiar el rumbo de su vida. Desembarca y esa misma noche partió para Washington para entregar al Agregado

Naval y Aeronáutico de la Embajada Argentina en los Estados Unidos su pedido de baja4. Allí explica que las razones que lo llevaron a tomar esa decisión “son de carácter privado y tales que no me es posible detallar, pero ajenas del todo a la Marina, hacia la cual sigo conservando los mismos sentimientos de cariño que siempre le he profesado”.

Su pedido de baja lleva la fecha de 15 de agosto de 1945, el día que terminó la Segunda Guerra Mundial debido a la rendición de Japón. Unos meses más tarde, se desligó y comenzó otra etapa de su vida.

Mientras viajaba a EE. UU., coincidió y conoció a unos sacerdotes que le hablaron de Monseñor Hillebrand.

*

Enrique ShawArgentina resolvió la ruptura de relaciones con las potencias del eje Roma-Berlín-Tokio efectuada por el gobierno argentino el 26 de enero de 1944, esta situación se agrava luego con la declaración de guerra efectuada el 27 de marzo de 1945.

En 1945 junto a dos compañeros la Marina envió a Enrique, que ya era teniente de fragata, a EE.UU. a estudiar Meteorología en la Universidad Estatal de Chicago por dos años.

Parte con su esposa y su hijito el 14 de julio en el buque “José Menéndez” y durante el viaje conoce y conversa mucho con dos sacerdotes franco-canadienses. Eran asesores de la JOC, Juventud Obrera Católica, la obra del Canónigo Joseph Cardijn5 y además le hablaron del Padre Hillenbrand.6 Este sacerdote tenía mucho prestigio, luego fue arzobispo de Chicago, él fue quien lo aconsejó en un momento clave y le indicó que su lugar estaba en la situación en la que Dios lo había colocado y le escribió la siguiente carta:

Sacred Heart Church 905 Burr Avenue.

Hubbard Woods, Illinois 13 de junio 1946

Querido Enrique

Lamento profundamente lo que tuvo que esperar por una respuesta. Su visita fue un gran placer. Y si vuelve a venir al Este de nuevo, estaré en el Colegio Pio X en Manhattanville College en Nueva York. Si viene, podremos encontrarnos de nuevo.

Sobre sus preguntas:

    • Sigo pensando que la Acción Católica en el campo de los empleadores será en camino más enriquecedor para usted.

Usted podría, por supuesto, ser amistoso con todos los grupos importantes de trabajadores.

Pero la clase de los dirigentes (empleadores) tiene que tener sus propios apóstoles. Probablemente no tendrá mucho tiempo para el C.I.P., pero en la opción, será mejor que elija la Acción Católica, más difícil, más necesaria, mejor para el reino de Cristo.

    • Rezando el Breviario en una iglesia ciertamente no es necesario para hacer una oración formal y litúrgica. El debate que a veces surge es si es que los laicos que lo rezan están rezando o no una oración litúrgica.

Mi opinión es que sí lo hacen. Si lo veo en verano, trataré de explicarle el porqué. El Breviario es la oración litúrgica pública y solemne de la Iglesia. Algunas personas (sacerdotes y algunos religiosos) están formalmente designadas para rezarlas; otros las rezan. No cesan de tener su carácter de oración litúrgica porque no han sido designados. Algunas veces se las reza en una iglesia, pero eso agrega solo una deseable solemnidad y participación grupal.

    • La Acción Católica no puede esperar trabajar tan bien en un país angloparlante (con una minoría católica) porque los católicos son pocos y tienen poco para trabajar. Pero tenemos que tener Acción Católica o nos hundimos. Además, el Papa no nos exceptuó nunca. La Acción Católica Australiana es buena y también la de Nueva Zelanda. Inglaterra muestra progresos. No tanto como Irlanda.
    • Le enviaremos el de agosto y setiembre de 1943. Desde setiembre 1944 a enero 1945 no se publicaron, tampoco de abril 1945 a enero 1946. ¿Tiene las copias impresas de enero, febrero y marzo 1945, y las de enero febrero y marzo 1946? Si no las tiene, avísenos.

Por su carta del 3 de abril déjeme decir si C.Y.O todavía existe, apenas puede considerárselo como un servicio de la Acción Católica. Si la Acción Católica- por ejemplo, provee atletas, etc. Una asociación de crédito puede ser un servicio, pero uno que la A. C. debe delegar en manos independientes cuando esté bien iniciado.

La última cuestión que me hizo sobre la cuestión de abril es complicada. Demasiado interés de los empleadores puede significar un beso mortal para los trabajadores de la Acción Católica, particularmente si es que hay sospecha u hostilidad. Si el arzobispo Charbonenneau sugiere (no tengo esa carta acá) empleadores comiencen grupos entre sus empleados, el significado es claro.

Si implica colaborar con los grupos de trabajadores, entonces es mayor la dificultad. Creo que lo que él piensa es frenar la hostilidad de los empleadores a los trabajadores de la Acción Católica en sus fábricas. Así como quizá se oponen a un sindicato, pueden oponerse a la Acción Católica. Y esto es a lo que está apuntando.

Pienso que no tiene que insistir de seguir con la correspondencia con “Father Lord.” Le parecerá como una controversia. Lo que yo pienso es que él se equivoca en no ver la distinción entre el movimiento Acción Católica (organizado, especializado) y las otras organizaciones llamadas auxiliares. Pero no debe escribirle de nuevo. Le parecerá inoportuno y temerario después de su última carta.

Siempre estoy encantado de tener noticias suyas. De ahora en adelante podré responderle con más rapidez. Enviamos dos chicas a trabajar a Paris, Bruselas, Inglaterra y Roma. Ellas trabajarán full time en el movimiento cuando vuelvan, tan inspiradas están ellas. Continuamos creciendo. Pero rece para que consigamos el año próximo los trabajadores jóvenes de la fábrica.

Mis cálidos buenos deseos En Cristo

Reynold Hillenbrand

Esta carta fortaleció el deseo de Enrique para dedicarse al apostolado en el mundo del trabajo.

León Fourvel Rigolleau, tío de su esposa, al enterarse de la decisión de dejar la Marina, inmediatamente le ofrece un empleo en la empresa familiar Cristalerías Rigolleau S.A. Le escribe que podría aprovechar su viaje, y que que estaba en EEUU, se dirigiera a una gran empresa norteamericana para hacer una capacitación sobre la fabricación de vidrio en la Corning Glass Works con la que tenían una importante alianza comercial para la producción de las fuentes Pyrex.

Esta gran empresa funcionaba en el norte del Estado de Nueva York, en la localidad de Corning, actualmente se denomina Corning Inc.

Enrique aceptó la propuesta laboral y se capacitó en todo lo referido a la fabricación de piezas de vidrio resistentes a altas temperaturas. Durante casi un año pasó de sección en sección, interiorizándose de todos estos procesos y preparándose para su trabajo en Buenos Aires.

Estuvo allí un año, desde octubre de 1945 a septiembre de 1946, allí se interiorizó en lo referente a la industria del vidrio y también sobre movimientos católicos que se estaban organizando en ese país.

En octubre de 1946, regresa a Buenos Aires junto a su pequeña familia, en Corning había nacido su primera hija.

Enseguida empieza a trabajar y ocupa el puesto de Asistente General de Planta en la fábrica Cristalerías Rigolleau en Berazategui.

Esta empresa comenzó como un proyecto familiar, pero a lo largo de los años creció gracias al aporte de muchos accionistas. Cuando Enrique comenzó a trabajar allí estaba en el directorio el padre de Cecilia y lo presidía un tío de ella: León Fourvel Rigolleau.

Tenía un acuerdo con dos empresas norteamericanas, Corning Glass Works y Wheaton Glass Works, lo cual les permitía estar al día en los aspectos técnicos7.

Corning Glass Works era una gran empresa norteamericana y gradualmente fue adquiriendo una

importante participación accionaria, mientras vivía Enrique llegó a tener más del 40% de las acciones de la C. Rigolleau.

La fábrica estaba situada en Berazategui y ocupaba un gran terreno.

Alfonso Dell´Orto, ex directivo de la Cristalería Rigolleau escribió:

En Rigolleau siempre fueron frecuentes los viajes a Estados Unidos. Los acuerdos técnicos con Corning Glass y con Wheaton Glass Co., establecían una cierta periodicidad de visitas. En una reunión de producción, Enrique Shaw nos informó que viajaría a Estados Unidos y solicitó que cada uno en su área específica preparara un cuestionario de preguntas sobre temas técnicos que él haría llegar a nuestros pares en Corning Glass para que ellos nos contesten. Una mañana la secretaria de la dirección me llama para que suba a ver a Shaw. Cuando entro, me recuerda que en pocos días se concretaba su viaje y me sorprendió con un nuevo pedido. Me dijo que preguntara al personal de la sección Fundición de Vidrio, que era mi área de trabajo, si alguno necesitaba algún medicamento que aquí no se conseguía, y que él se encargaría de traerlo de Estados Unidos. Por el comentario de los demás jefes, supe que el mismo pedido lo había hecho a todos.

Su esposa Cecilia escribió:

Enrique tenía que viajar mucho por cuestiones de trabajo. La Cristalería Rigolleau tenía la representación del producto Pyrex de las cristalerías americanas Corning Glass Works, y ellos poseían un porcentaje de acciones de las Cristalerías Rigolleau.

Cuando se iba de viaje a Estados Unidos, él ponía un cartel en la fábrica avisando y si alguien necesitaba algo, él aceptaba los encargos. En esa época había muchos problemas con medicamentos. En uno de los viajes que fuimos juntos, me enteré de que le habían hecho un encargo un poco raro: un encendedor en forma de cigarrillo. Yo lo busqué en Nueva York, pero no había por ninguna parte. Le dije a Enrique que eso era malcrianza, porque no era tan necesario y que no iba a buscar más. Pero él me dijo; “Él no va a tener la posibilidad de venir a Nueva York, tratá de encontrarlo”, y al final le llevó un encendedor en forma de paquete de cigarrillos.

Amo Houghton era directivo de la Corning Glass Works y fue miembro de la Cámara de Representantes de los EE.UU. Escribió:

Recuerdo a Enrique Shaw. Él era una absolutamente destacada persona – uno de los grandes hombres que he conocido- efectivo, inteligente, movilizador, con gran ambición para hacer lo correcto, y al mismo tiempo, era un muy práctico hombre de negocios. No tengo idea de lo que quieren que yo haga para apoyar su causa. Era el más destacado joven de negocios que conocí. El mundo perdió a una extraordinaria persona cuando él murió.

(Fue Chairman y CEO de Corning Glass Works, actualmente Corning Incorporated, su bisabuelo Amory Houghton fundó esa gran empresa. En el año 1986 fue designado miembro de la Cámara de Representantes – U. S House of Representatives- representando al 29° Distrito del Estado de Nueva York por el partido republicano.)

Sección Artística de la Cristalería Rigolleau

Esta sección logró muchos éxitos locales e internacionales. Además de la producción masiva se fabricaban piezas en serie para bazar y algunas “piezas únicas”. Estas últimas eran producidas por artesanos sopladores de vidrio y muchas de ellas fueron hechas bajo la dirección de Lucrecia Moyano. Se encuentran algunas de ellas en el Museo Nacional de Arte Decorativo y en el Corning Glass Museum, en el estado de Nueva York.

1961: crisis debido a la falta de pedidos

Su esposa Cecilia escribió:

En 1961, cuando llegó una orden de la Corning Glass Work para despedir muchos empleados de las Cristalerías Rigolleau, Enrique se opuso.

Él dijo que, si despedían, aunque sea uno solo, él renunciaba.

Estaba totalmente entregado en las manos de Dios. Ya estaba enfermo, tenía 9 hijos y una mujer de poco carácter.

Voy a describir el cuadro en que esto sucedió. Era ya el final de 1961; al principio de ese año ya habían hecho el take over los americanos aprovechando la enfermedad del presidente de la Cristalería, mi tío León Fourvel Rigolleau y tomaron el control de esa empresa.

Esto causó un fuerte dolor a mi padre Jorge Bunge, ya que él era accionista y también miembro del directorio. Mi padre murió el 13 de octubre de ese año y mi tío León Fourvel Rigolleau, acababa de morir el 18 de mayo.

Enrique era el Administrador Delegado, era un título francés que significaba que era el Gerente

Ejecutivo, pero ya no tenía el respaldo de la familia, o sea en el Directorio de esa empresa ya no estaban su suegro ni su tío político, la mayoría accionaria estaba en otras manos.

Era una situación muy difícil y Enrique ya sabía de su propia enfermedad. Trabajaban alrededor de 4000 personas. Era ese un momento de bastante esplendor para la Cristalería. La relación con esta empresa americana siempre había existido por el tema de la patente de las fuentes para horno Pyrex. Llegó una orden de Estados Unidos; se querían echar muchos obreros.

Enrique preparó una nota firmada por él, y firmó el papel diciendo que, si se echaba una sola persona, él renunciaba.

Envió esa circular a todos los trabajadores, un papel a cada uno de los obreros.

Eso fue sumamente heroico en ese momento porque sabiendo que mi padre se moría, tío León ya muerto, y él mismo sabía que se moría; ya en 1957 el Dr. Baliña nos había dicho todo lo que iba a suceder.

Corning lo llamó a Estados Unidos y él pudo hablar muy bien dando explicaciones y no se echó a nadie.

Lo que jugó fue su amor por los obreros.

A él no le interesaba el becerro de oro, le interesaba la producción.

En ese viaje aprovechó a hacerse un chequeo donde salió la mancha del pulmón que la estábamos esperando.

Liliana Porfiri es hija de uno de los trabajadores que casi fue cesanteado de recién casado. Ella escribió:

Su ejemplo de fe, perseverancia y compromiso social me ha llegado a través del testimonio de muchas personas que lo conocieron y me ha impactado profundamente su decisión de ser instrumento de Dios en el ámbito empresarial, estableciendo con todas las personas relaciones humanas basadas en los principios evangélicos.

Un ejemplo de ello fue su capacidad de asumir riesgos personales y familiares por amor a sus obreros y fidelidad a sus convicciones, durante el año 1961.

En ese momento los accionistas mayoritarios de la empresa decidieron cesantear a 1200 obreros en virtud de una de las tantas crisis económicas que afectaron a la industria nacional.

Enrique Shaw se opuso a tomar esta medida y arriesgando su cargo de Director Delegado en las Cristalerías Rigolleau, viajó a los Estados Unidos para impedirlo. Propuso medidas profesionales y económicas garantizando con su firma que ningún obrero sería despedido

mientras durara su buena conducta. Este hecho, de gran significación para todas esas familias de trabajadores, me involucra de un modo particular, ya que mi padre era uno de esos obreros de la fábrica. Mi papá trabajó 36 años en Rigolleau y siempre me contó que a pocos meses de mi nacimiento se había producido en la fábrica una situación por la cual había corrido el riesgo de quedar desocupado. Siempre agradecí el trabajo sacrificado de mi padre como obrero y después como capataz de la fábrica, gracias a lo cual tuvimos estabilidad económica y educación. Pero profundizando sobre la vida de Enrique Shaw he descubierto que también a él tengo que agradecerle, porque han sido sus principios y su intervención los que permitieron en aquel momento que mi padre no perdiera su trabajo.

Como directora del Museo Histórico y Natural de Berazategui, tengo la posibilidad de estar en contacto con los vecinos de Berazategui y en particular con los jubilados de Rigolleau que participan de talleres de la Memoria que realizamos. Los que conocieron a Enrique Shaw, siempre se refieren a él con la misma frase: ¡Qué hombre bueno! ¡Ese hombre sí que era un santo!… La otra frase que repiten todos es ¡Rigolleau era una familia!

Estoy convencida de que Enrique Shaw durante los años que trabajó allí, ha dado todo de sí para que esto fuera realidad.

Y que su compromiso social y sus acciones establecen un modelo para todos, y en particular para las difíciles relaciones laborales en la actualidad.

Esta síntesis de esa situación ha sido extraída de la biografía de Ambrosio Romero Carranza8

Su capacidad de asumir todos los riesgos humanos posibles por amor a sus semejantes, la puso Enrique especialmente de manifiesto cuando la mayoría de los accionistas de la Cristalería Rigolleau S.A. decidió en el año 1961 dejar cesantes a mil doscientos obreros de la fábrica de vidrio de Berazategui, a raíz de las dificultades económicas por las cuales atravesaba la sociedad.

Enrique se opuso a tal medida por considerar que esas cesantías dejaban sin trabajo y, por tanto, sin medios de subsistencia, a obreros que se habían comportado bien en sus tareas.

Por eso, arriesgando perder su importante cargo de Administrador General -que constituía la mayor entrada de sus recursos para sostener su numerosa familia-, Enrique viajó a Estados Unidos de Norteamérica para convencer a los accionistas de ese país, que poseían esa mayoría de acciones, de no proceder a tales cesantías.

Y con sus argumentos humanos y proponiendo medidas profesionales y económicas para que continuaran trabajando en Berazategui los tres mil doscientos obreros que allí desempeñaban sus tareas, consiguió impedir que se llevara a cabo esa decisión mayoritaria.

Rigolleau había pasado entonces a ser propiedad de Corning Glass Works en muy hábil take over. No obstante Enrique garantizó con su firma que ningún obrero sería despedido mientras durara su buena conducta.

 

Referencias

  1. C. B. de Shaw a A. Romero Carranza.: “Confirmación: 25/5/1930 New York en el Colegio al que iba”. AyBEES, 212,4.
  2. Hay varias publicadas en el libro “Alejandro Shaw y su obra” de Juan Cruz Jaime y Sara Shaw de Critto, Bs. As. 2008.
  3.  Nota de Cecilia B. de S. a Ambrosio Romero Carranza.
  4.  Cf. Carta a su tía Florencia, Corning, NY, 20/10/1945, AyBEES, 37, 3. (Vide: Anexo).
  5. Eran asesores de la J.O.C. y volvían al Canadá. Habían participado en la “Primera Semana Interamericana de Acción Católica” en Santiago de Chile desde el 24 de junio al 1º de julio de ese año 1945.
  6. Cf. Carta de Gerard Pelletier a Enrique Shaw, Montreal, 11/11/1945, AyBEES, 30, 1.
  7.  Cf. Anexo a carta de León Fourvel Rigolleau, Buenos Aires, 10/05/1957, a Harvey Bishop, Director del Advanced Management Program, Harvard Business School, AyBEES, 24, 8.
  8.  Enrique Shaw y sus circunstancias. 5ª edición, 2005. Publicado por ACDE.

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