Turchin, Peter. Final de partida. Élites, contraélites y el camino a la desintegración política, Debate, Barcelona, 2024.
El libro de Peter Turchin puede ser descripto con diversos adjetivos: fascinante, controvertido, sorprendente, innovador, espeluznante. No es apto para mentes ni actitudes lineales. Turchin mismo es una persona fuera de marcos estructurados. Nació en un país hoy inexistente: la Unión Soviética. Esto ya lo marca: lo que hay tiene ciclos, lo inesperado puede suceder. Su tesis de doctorado en el departamento de zoología de la Universidad de Duke trata sobre la conducta de escarabajos de porotos. Su interés no quedó allí. Al estudiar insectos y entornos naturales en base a una sólida formación matemática notó que algunas cosas propias de la biología bien podrían traducirse en el estudio de las sociedades.
Progresivamente Turchin derivó hacia la historia. Afortunadamente para su interés en el siglo XXI hubo un cambio progresivo en la disciplina. De basarse en estudios puntuales, de casos que difícilmente podían replicarse o asimilarse a otros, surgió nuevamente el interés por las leyes históricas. Hubo un movimiento hacia lo que se denominó la Gran Historia (Big History). Como hongos volvían a asomar grandes interpretaciones históricas que pretendían encontrar puntos en común a lo largo de la humanidad.
Turchin creó y acuñó un término específico que reunía una complejidad de saberes cuya finalidad es encontrar aquellas variables clave para desentrañar los procesos históricos. Surgió así la cliodinámica. ¿Qué es? Básicamente utilizar gran cantidad de datos, algunos periféricos para ciertas convenciones, que permiten descubrir y exponer interacciones sociales que antes no podían ser percibidas. El desarrollo de la matemática, así como de las computadoras permiten hoy procesar gran cantidad de datos (Big Data) que en el pasado no era posible.
Su pasado soviético le permitió vivir de modo directo que las sociedades tienen ciclos vitales. En cierto momento se producen conflictos al interior de estas que desembocan en un final. El Big Bang aplicado a la vida de los países y de los grupos sociales.
En su libro “Final de partida. Élites, contraélites y el camino a la desintegración política”, Turchin desarrolla su modelo. Y lo aplica al país que le brindó amparo: Estados Unidos. Las consecuencias que derivan de su modelo son estremecedoras.
Según Turchin Estados Unidos va en camino a un conflicto interno de gravedad. ¿Cuáles son los fundamentos de su diagnóstico? Según sus datos, la brecha entre el sector más rico de la población y el grueso de la sociedad es crecientemente desigual. Asimismo, hay un número de graduados universitarios sin un trabajo acorde a sus estudios. La demanda está superando a la oferta de manera acelerada. En esto no se diferencia del informe de la Trilateral Commission de 1975 sobre la crisis de las democracias firmado por Michel Crozier, Samuel Huntington y Joji Watanuki.
Estados Unidos ha perdido su estabilidad interna y ha entrado en un desbalance peligroso. Según Turchin el país está sufriendo un proceso de sobreproducción de sus élites: hay menos lugar para “los que mandan”, parafraseando al gran sociólogo argentino José Luis de Imaz. Otros imperios del pasado (el romano o el español) lograron subsanar este fenómeno con la expansión territorial. La Unión Soviética llegó a un límite en los 1960s. Estados Unidos lo estaría sufriendo ahora. La cooperación al interior del cuerpo dirigente está dando paso al conflicto.
Turchin pone un juego didáctico extraído del musical “Evita”, el de las sillas musicales. Se toca una melodía y se va sacando una silla por vez. Un jugador es eliminado por turno. En la obra de Andrew Lloyd-Weber – y en nuestra historia – ya sabemos quién ganó…
Para Turchin los ricos y poderosos aumentaron considerablemente y el grueso de la población se empobreció. Y Estados Unidos ya no puede expandirse ya que ha asomado un rival económico que lo contiene: China.
La toma del Capitolio en enero de 2021, los disturbios por el Black Lives Matter, la toma de las universidades a raíz de la cultura woke y su impacto en el conflicto de Medio Oriente son señales. Turchin retoma una frase del gran historiador británico Arnold Toynbee: los imperios no fallecen asesinados, se suicidan.
Al margen de si se cumplirán los pronósticos, el libro de Turchin ofrece una bocanada de aire fresco y al mismo tiempo es perturbador. Nos hace pensar. Y eso hoy en día no es algo desdeñable.