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La esperanza en medio de la guerra: el milagro de Pontmain

Escrito por Federico Haehnel
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La aparición misteriosa de la Virgen María en Pontmain sigue cautivando a creyentes más de 250 años después; cómo un milagro salvó a un pueblo francés de la destrucción.

El siglo XIX sin duda alguna supuso una experiencia convulsionada para Francia, si no para el mundo también. Revoluciones populares, imperios coloniales, repúblicas débiles; así como nuevas industrias, hazañas deportivas y eventos milagrosos. 

Haciendo hincapié en esto último, es importante mencionar la piedad popular que se desarrolló en el país galo a través de aquel siglo en torno a la fe católica, especialmente hacia la Virgen María, figura siempre relacionada por católicos a esperanza y compasión. 

Una luz de esperanza

Y es que resulta ser que una vez, en una pequeña aldea al límite de la Bretaña francesa llamada Pontmain, los motivos para estar alegres y esperanzados eran pocos. 

Corría enero de 1871. La guerra franco-prusiana devastaba las tierras francesas, arrasando con las vidas tanto de soldados como de civiles.  París se encontraba asediada desde hacía meses a merced de la Confederación Alemana, dominada por Prusia, cuyas tropas se encontraban a kilómetros de Pontmain. 

En tal período de desesperación, con un enemigo al acecho y familias esperando el regreso de los conscriptos, un 17 de enero ocurrió algo especial en plena noche de nevisca.

Un grupo de niños, entre ellos Eugène y Joseph Barbedette, de 10 y 12 años, Françoise Richer de 11, y Jeanne-Marie Lebossé de 9 años, avistaron en el cielo a una misteriosa figura resplandeciente, de una inmensa belleza según detallaron más tarde.

Esta mujer, blanca como la luz, vestida con un gran manto azul de estrellas doradas, un velo negro y luciendo una corona de oro, les sonreía. A sus pies había una inscripción blanca que leía: «Oren, hijos míos, Dios les responderá en poco tiempo. Mi Hijo los oye«.

Atónitos, los niños avistaron a la Virgen María nuevamente, ahora con una mirada triste en su rostro, sosteniendo a su vez un crucifijo rojo con la inscripción ‘Jesucristo’. 

Sus últimas palabras esta vez fueron: «Recen muchos hijos míos, Dios los escuchara muy pronto. Jesús, mi hijo amado, se deja mover a su compasión, está abierto a sus plegarias…«

A pesar de todo lo ocurrido, sólo los niños fueron capaces de avistar a la Madre de Dios, este encuentro les cambiaría la vida por siempre.

El milagro de Pontmain

Se cuenta que, al momento de las apariciones, el general prusiano Von Schmidt fue ordenado retroceder y desisitir su marcha al oeste, donde Pontmain se encontraba; acaso unos días después, el 28 de enero de 1871, se firmaría la paz entre las dos facciones, regresando todos los soldados franceses a casa. 

Por su parte, el Monseñor Wicart Zavert, obispo de Laval, investigó estos hechos aparentemente milagrosos; así es que, en los próximos meses, miles de fieles cristianos visitaban continuamente el granero Barbedette (hoy convertido en lugar de oración) a modo de peregrinación. 

Finalmente, el 2 de febrero de 1872, la Iglesia aprobó eclesiásticamente el milagro por medio de una carta pastoral; es al día de hoy que puede admirarse la Basílica de Nuestra Señora de Pontmain, también conocida como Nuestra Señora de la Esperanza o de la Oración. 

Lo que estos hechos afirman es sin duda el amor que tiene Dios por los hombres, que, a través de la Virgen, siempre nos defiende y nos ofrece consuelo en medio de nuestras ‘guerras diarias’ como lo hizo con aquel país que no por nada ostenta el título de ‘Hija Mayor de la Iglesia’.

Esa luz que guía en la oscuridad, ese escudo que frena al enemigo parece algo imposible de creer o invocar; sin embargo, aunque no se note, está tan solo a una oración de distancia.

Sobre el autor

Federico Haehnel

Estudiante de Periodismo USBA (Editorial Perfil). Estudiante de Economía (UBA). Socio de ACDE Joven

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1 comentario

  • Estimado Federico
    Muy oportuno tu artículo sobre el poder de la oración!
    Si te interesa un emprendimiento empresario para desarrollar el país por el cual queremos crear un grupo interreligioso de oración que lo impulse contáctate conmigo, gracias abrazo