En uno de los paneles del Encuentro Anual ACDE 2024 «Creer para Crecer. Hacia una renovación de la Cultura Empresarial en Argentina», el cual tuvo lugar el 2 y 3 de julio del corriente, hubo un espacio especial en el que se habló sobre espiritualidad en el ámbito laboral. Allí, Marcos Devoto, director de Santander Argentina, contó el proyecto para facilitar en las nuevas oficinas de la entidad una Sala de Silencio para rezar o reflexionar. “El espacio tiene un mix de religiones en el que todos juntos podemos estar rezando, una experiencia multi religiosa única. Se cumple un año de esta iniciativa”, relató.
Melina Sustas, gerente de Santander, apuntó: “hace 18 años trabajo en el banco y es la primera vez que me siento que pertenezco de verdad a la empresa. Es una experiencia muy gratificante, donde todos podemos aprender de todos, en un ámbito muy respetuoso. Es un interés genuino de conocer otras religiones y creencias”. “El desafío es mantener activo el grupo, con acciones sociales, ideas y propuestas, pedido de oración por familiares, seguir acompañándonos. Brindar tiempo que es lo más valioso”, completó Martín Solano, CEO de Santander Consumer Argentina (Fuente: Portal Empresa).
Dicha iniciativa inclusiva, focalizada en la oración interreligiosa, compartiendo grupalmente actividades con impacto social e intenciones por familiares, como se describe arriba, conecta por circunstancias del Espíritu Santo, que siempre anima la fe y la esperanza cristiana, con el Año de la Oración que el Papa Francisco convocó para este 2024. La propuesta papal tiene por lema “Señor, enséñanos a orar” y es en preparación para el Jubileo 2025.
Cuando se presentó el Año de la Oración, en la Conferencia de Prensa, dentro de las intervenciones se expresó que “no se trata de un Año con iniciativas particulares; más bien, de un momento privilegiado para redescubrir el valor de la oración, la necesidad de la oración diaria en la vida cristiana…No podemos ocultar que estos años demuestran una profunda necesidad de espiritualidad” (Fuente: Boletín. Oficina de Prensa. 23.01.2024).
Hemos iniciado el tiempo de Adviento y el pesebre de Belén es el símbolo que, en nuestros hogares y templos, nos introduce en la celebración de la Navidad. Los protagonistas de esta escena dan testimonio y nos animan a orar de modo personal y comunitario.
Comenzando por la Virgen Madre y recordando el acontecimiento del Anunciación, nos brota el Ave María y su predilección por el rezo del Santo Rosario. Aquí cabe mencionar el valioso ejemplo de Enrique Shaw, su devoción a María y el Rosario en familia.
La proyección en el tiempo del niño Jesús, en su vida adulta, nos trae la oración cristiana común por excelencia que Él mismo nos enseñó: el Padre Nuestro. También nos rememora los momentos en que Jesús se retiraba solitario a orar.
San José nos recuerda que la oración es un cotidiano admirarse y maravillarse ante la presencia de Jesús. La meditación y reflexión silenciosa -con mucho amor- llevan ineludiblemente a descubrir y gozar del misterio con más profundidad.
Los ángeles y los pastores vibran al canto del Gloria, himno de alabanza que disipa el temor de los pastores y les anuncia la llegada del Salvador. Movidos por este anuncio, se apresuran para encontrar al niño; vuelven glorificando y alabando a Dios por lo que han visto y oído (cf. Lc 2, 20).
Por último, los Magos de Oriente representan el anhelo interior del espíritu humano, la marcha de las religiones y de la razón humana al encuentro de Cristo. Asimismo, ilustran la adoración ante Jesús, oración que denota reverencia y respeto al Hijo de Dios.
Cada Navidad es un nuevo nacimiento, ¡que pueda renacer en nosotros ese diálogo con el Señor para ser sostenidos, al decir de Francisco, por su amor misericordioso que es capaz de llenar nuestro corazón de la abundante alegría de su paz y de la valentía del
perdón.
Agradezco esta invitación a la oración, que en realidad es en si misma una oración, que nos inspira a otros a orar.