Coherentemente, las películas que ya se hicieron sobre el Papa Francisco volvieron a ser emitidas por canales de aire (existen, sí) y cable (¡¡también!!), y a ganar espacio en streaming. De todas ellas, me parece que la que vale la pena, si el propósito es acercarse a Francisco y contemplar una biografía que se entrelaza con la nuestra, es Pope Francis: A Man of His Word, de Wim Wenders.
De las ficciones realizadas durante su pontificado, poco que decir. Primero, porque no tuvo sentido en vida ficcionalizar una figura pública que de por sí era muy atractiva. Segundo, porque en muchos casos los resultados fueron muy malos, acaso con la excepción, desde mi punto de vista, de Los dos papas, que con claridad explicita su intención y ejecuta con grandes intérpretes. Y tercero, aunque me vienen a la cabeza varios argumentos más, porque la licencia artística para acercarse a un texto cuyo desarrollo aún no está acabado tiene que ser extremadamente cuidadosa.
Hace un tiempo, un amigo estudiaba un autor con profundidad para su tesis doctoral. Tres años le dedicó. Próximo a cerrar la tesis, ese autor cayó en desgracia por falta de rigurosidad en algunos estudios. Lo mismo con Francisco, no por la caída en desgracia. Sino porque contemplar su vida como una obra, sin su muerte, es cabalmente incompleto.
Ahora debieran venir las buenas películas, los buenos montajes, los buenos libros.
No obstante, Pope Francis: A man of his Word, creo que aborda de manera específica la Doctrina Social en la mirada del Papa, entendiendo, llevando a vidas concretas en las salidas de Francisco sus mensajes. Fue un tema al que Francisco le dedicó los primeros años de su pontificado. Desde ya todo se resignifica al contemplar la obra completa, su visión de la Iglesia y tantísimos aspectos que no aparecen en una película de 2019, que, por lo pronto, excluye la pandemia. Pero Wenders comprende que el principal narrador de su obra es Francisco, y pone al servicio de su palabra un montaje preciso, cuidado, justo.
Del resto, para acercarse a la figura que hoy despedimos, en mi opinión, más vale leer o escucharlo, sin intermediarios.