No me gusta pensar que tuve fracasos, sino que me prefiero verlos como aprendizajes. Y quizás uno de ellos es que tardé varios años en descubrir mi verdadera vocación y con quienes elijo trabajar. Esto me llevó a desarrollarme profesionalmente en muchas empresas que por alguna razón no me terminaban de cerrar y terminaba desvinculándome.
Y en cada caso, una y otra vez, elegir volver a empezar (si habré escuchado el tema “Volver a Empezar” de Alejando Lerner a todo volumen para automotivarme), no aflojar y seguir adelante. Obvio que todo es aprendizaje y puedo asegurar que de cada situación, de cada persona, me llevé mucho pero mucho aprendizaje.
En otros países
Corría el año 1993 y decidimos con mi mujer tener una experiencia de estudio y de vida en Estados Unidos. Decidimos que sea en la Universidad de Harvard en 2 áreas que a mí me apasionaban y me siguen apasionando: la humana y la de relaciones institucionales (rubros en los cuales después trabajé muchos años y pude aplicar ese aprendizaje). La experiencia fue muy buena y me sirvió para abrir la cabeza, conocer otras culturas, otras idiosincrasias, otros estilos de vida.
Tras esa etapa en Estados Unidos, llegó la experiencia laboral más fuerte de mi vida en Mato Grosso, Brasil, de la mano de una importante empresa agropecuaria. Con el apoyo de los directivos locales logramos arrendar la primera campaña 7000 ha y para el segundo año 10.000. No nos fue bien productivamente pero la experiencia fue extraordinaria y hoy la empresa sigue vigente con más de 800 empleados.
Para citar un ejemplo, nuestra hija de 6 meses tuvo neumonía y estuvo internada en Cuiabá (Capital de Mato Grosso) durante 10 días sin nosotros conocer a una sola persona allí. No sólo nos unió mucho como familia (teníamos para ese momento otro hijo de 2 años y medio) sino también nos impactó la solidaridad de algunas personas puntuales que se acercaban a ayudarnos.
La importancia de las redes
De la Asociación de ex alumnos del Colegio Cardenal Newman (de la cual soy miembro de hace 12 años) hay una unión muy fuerte. La integramos 15 personas entre 38 y 60 años. Todos estuvimos en el colegio 12 años, 8 horas diarias y el rugby (deporte elegido por los Christian Brothers nos unió y nos sigue uniendo mucho). Sin duda el networking existe pero basado más en la relación personal.
No es lo mismo para quienes terminaron el colegio y no se vincularon / relacionaron más que para otros que siguen vinculados y comprometidos por las distintas comisiones o roles que el colegio / club / comunidad ofrece (entre ellas rugby –jugador, entrenador, dirigente-, temas sociales -Colegio San Pedro Claver, Cosechando Alegría, El Arca, Hogar Cura Brochero-, espirituales –retiros de ex alumnos, Encuentros de Matrimonios-, etc.).
La prosperidad
Desde lo familiar, con mi mujer logramos formar una linda familia (hoy llevamos 24 años de casados con 2 hijos del corazón de 14 y 16 años). Desde lo laboral, el ejemplo de nuestro querido fundador y primer Presidente Enrique Shaw (a quien conocí vía Fernán Elizalde post regreso del Mato Grosso) me llevó a ver claramente cuál es mi vocación y elegir fundar mi propia consultora en temas humanos. Así Enrique se convirtió en mi referente y guía.
Una vez un sacerdote amigo me dijo: nunca subestimemos el poder de la oración. Me quedó muy grabado y le agradezco y le pido a Enrique que por su intercesión me y nos siga ayudando en los desafíos diarios que se presentan y se seguirán presentando a futuro.