Saber ver, pensar y actuar
No pretendo dar una clase magistral a un gobierno sin percepción real de cómo viven los argentinos y carente de ideas resultantes de las operaciones del pensamiento. Sólo son emocionales agresivos. Están enredados y confundidos. Dan la impresión de tener embotados los cinco sentidos. Pero, sobre todo, carecen de ideas, de juicios correctos y capacidad de raciocinio.
El problema es muy serio. Se juega el destino de la Patria. Los seres humanos han sobrevivido millones de años por su capacidad de adaptación gracias a la vida sensible que percibe la realidad y a la vida intelectual que permite el razonamiento.
Esto no sólo le sucede al actual gobierno de “precarios científicos”, sino también el anterior de “exitosos CEOS”. Ambos han demostrado falta de «conocimiento sensible de la realidad individual» y del imperioso «conocimiento intelectual mediante la abstracción y el raciocinio de los universales». Por eso fracasaron estruendosamente y seguirán fracasando hasta hundir la Patria en el vacío y la nada.
El filósofo español Fernando Savater ha sabido explicarnos que el problema argentino no es sólo de políticos ignorantes y demagogos, sino de la gente que los elige.
Aniquilamiento de la moneda
Pese a la ignorancia supina del presidente Fernández, a los balbuceos del licenciado Guzmán, a la obcecación de Presce y los prejuicios que Alberto Zaiat ha inoculado en Cristina, es justo, necesario y posible empezar a establecer el orden económico mediante una moneda estable y convertible, libremente demandada.
Así, superaremos el sistemático exterminio de la moneda argentina iniciado con la desafortunada frase del entonces Coronel Perón (agosto 1948 al Congreso de ladrilleros: ¿Para qué quieren dólares, alguna vez vieron ustedes un dólar?)
Después siguió el bochorno sin que nadie lo pare, salvo la convertibilidad del Mingo Cavallo, que duró diez años. La democracia recuperada en 1983 por Ricardo Alfonsín, acentuó este affaire monetario exterminando la demanda del peso y promoviendo el ahorro en dólares.
En 1984, con el gobierno radical con el plan Austral de Juan Vital Sourrouille consiguió que 1 US$ fuera igual a ₳ 0,85. Treintiseis años después con el gobierno kirchnerista del Alberto Fernández y la Cristina Kirchner 1 US$ vale ₳ 1,98 millones equivalentes a $ 198. La historia mundial nunca vio tamaño desastre.
Ni la Alemania de Weimar con la hiperinflación de 1923, que presagió el acceso al poder del Nacionalsocialismo, pudo fracasar tanto como esta Argentina keynesiana, justicialista y populista donde “la cantidad de dinero no importa” y se emite a lo bobo.
Si la reciente carta de Cristina al Gabinete Nacional hubiese sido consultada con gente inteligente como Domingo Cavallo o Guillermo Calvo, podrían haber impulsado la Reconstrucción y el Renacimiento de Argentina mediante cambios estructurales que deben comenzar inflexiblemente por una profunda reforma monetaria.
Vamos a explicarlo, temiendo que no lean estas páginas, no sepan interpretarlas o prosigan con su plan de irracional demolición.
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