Agenda para el crecimiento

Un país de vasos comunicantes

Escrito por Gustavo Idígoras
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La Argentina de este último siglo fue un sistema de vasos comunicantes por el cual la población no dudó en trasladarse desde los más diversos rincones del país -principalmente a Buenos Aires- para conseguir trabajo, una buena oferta de servicios educativos y de salud, mejor infraestructura y garantía de entretenimiento y confort, en definitiva, calidad de vida que no tenía en su lugar de origen.

El mundo vive un proceso de urbanización acelerada caracterizada por los países emergentes que logran mejores condiciones de vida. Esta urbanización, en la Argentina, llegó a niveles sorprendentes. Más del 92 % de la población vive en ciudades: mientras que quince millones de ciudadanos habitan en Buenos Aires o en su área metropolitana, casi cinco millones viven dispersos en la ruralidad o en pequeñas localidades de la inmensa geografía nacional.

Esta escasa densidad poblacional, lleva a que el aprovechamiento de los recursos y el trabajo nacional no alcancen todo su potencial. La economía que se desarrolla al pie de la producción, reduce los grandes costos de flete y logística y, consecuentemente, la huella ambiental y mejora la calidad de vida y de consumo.

Buenos Aires sigue viviendo su auge como metrópoli. Eso es fascinante e innegable. Pero es necesario equilibrar el territorio si queremos federalizar la calidad de vida. A lo largo de décadas, la urgencia social en el Conurbano concentró la atención política y los recursos fiscales en el uno por ciento de la superficie nacional. Pero el problema no es exclusivo de Buenos Aires. Algo similar ocurrió en las grandes capitales del interior; la población se localizó en las ciudades en donde las calles están pavimentadas, hay luz eléctrica, conectividad, entretenimiento, y escapó de lugares donde no puede salir cuando llueve, o tiene que hacer largas distancias para conseguir suministros, tratamiento médico y esparcimiento. Por otra parte, las urgencias sanitarias y la pérdida de escolaridad por razones climatológicas presentan dos realidades: un país del siglo XXI y otro del XIX, más allá de que el agro está viviendo un boom tecnológico sin precedentes.

El resultado es esperable: el éxodo hacia las grandes ciudades. La Argentina no ofrece las condiciones necesarias para asentar equilibradamente a la población en el territorio. No solo la infraestructura. En la Provincia de Buenos Aires el régimen institucional no incorporó los cambios constitucionales de 1994.

La Fundación Metropolitana plantea que el área metropolitana porteña debería tener tres millones de habitantes menos para ser sustentable y que, de acuerdo con las proyecciones censales, se espera que haya nueve millones más que los trece deseables para 2050.

El mundo actual nos brinda nuevas oportunidades, desde la promoción del ecoturismo hasta los desarrollos de la inteligencia artificial aplicadas al agro. La Argentina tiene todas las condiciones para promover la reversión migratoria. El Consejo Agroindustrial Argentino tiene propuestas concretas para industrializar el agro y generar calidad de vida en el territorio nacional, para lograr un desarrollo con equidad territorial.

Sobre el autor

Gustavo Idígoras

Presidente de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales

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