Agenda para el crecimiento

Argentina 2040

Fondo abstracto en color verde agua, gris y blanco, de ben neale en Pexels
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Diagnóstico de consenso empresario-sindical para un plan de crecimiento económico-social y de desarrollo sostenible

Nuestro país se encuentra inmerso en un escenario socioeconómico que, en caso de no revertirse, impide proyectar un futuro próspero, equitativo y justo para todos sus habitantes. Una abrumadora mayoría de los hogares y de la población son pobres por diversas circunstancias y valoraciones metodológicas de estudio. Ya sea por ingresos insuficientes o derechos sociales incumplidos, más del 58% de la población argentina era pobre previo a la emergencia sanitaria provocada por el COVID-19.

Tal y como veremos en el presente documento, la pobreza en nuestro país impacta no solamente a través de la incapacidad monetaria de acceder a bienes y servicios sino, también, a través de altos niveles de privaciones sociales que son fundamentales para el desarrollo humano. Más preocupante aun resultan los datos que señalan que los niños (0 a 17 años) y los jóvenes son la población más afectada por la pobreza, superando tasas del 54% y 38% hacia fines de 2019 respectivamente. Además, si se toman en cuenta las privaciones alimentarias, las cifras son igual de elevadas y alarmantes ya que se estima que, al menos, 35% de los niños asistía a comedores antes de la pandemia.

Por otra parte, las principales características de los mercados laborales en nuestro país son la precarización y la fragmentación; aspectos que se retroalimentan con la creciente situación de pobreza antes mencionada. Tal es así que se estima que menos de la mitad de la PEA de 18 años y más cuenta con un empleo pleno de derechos. En otras palabras, una gran proporción de la población en edad laboral activa no sólo se encuentra en situación de desamparo y vulnerabilidad laboral (resultándoles virtualmente imposible abandonar su situación de precariedad y pobreza) sino que ni ellos ni sus empleadores realizan aportes al sistema previsional.

Estos indicadores se han visto agravados por las medidas establecidas en respuesta a la crisis sanitaria mundial provocada por el virus COVID-19. La precaria situación laboral que sufrían los trabajadores argentinos previo a la pandemia se vio intensificada, empeorando las condiciones de inversión, consumos y demanda de empleo en la economía formal, a la vez que diluye toda expectativa de reactivación, afectando especialmente a la pequeña y mediana empresa, profundizando la relación entre informalidad económica, pobreza y exclusión social. En materia fiscal, nos encontramos con un panorama similar al de la pobreza: existen aspectos estructurales y coyunturales que acentúan un cuadro de situación altamente volátil, con espasmos de crecimiento y crisis, que se retroalimentan con otras variables sensibles como la evolución de los índices de pobreza, la precariedad y fragmentación del mercado laboral, entre otros. Nuestro país lleva un largo período sosteniendo un “equilibrio malo” que gira en torno a una serie de variables que, dependiendo del contexto, son más o menos funcionales a dicho equilibrio: caída del PBI per cápita, altos niveles de inflación, escasa generación de empleo, caída de la competitividad, y altos niveles de pobreza.

En todos los casos, se trata de problemas estructurales que nuestro país sufre, al menos, hace treinta años y, por diversos motivos, no logra revertir de forma sostenida. Tal es así que, nos encontramos hoy ante un escenario que carece de las condiciones mínimas necesarias para sentar las bases de un proceso de desarrollo económico y social sostenible. En efecto, los niveles de pobreza y desnutrición infantil (cuya proyección los muestra sostenidamente en alza) y los altos índices de precariedad laboral ponen en clara evidencia que, tal las condiciones actuales, no sólo nuestro país no lograría sacar provecho de las ventajas que brinda la “ventana de oportunidad demográfica” sino, más alarmante aun, sufriría graves consecuencias económicas y sociales.

Por tanto, independientemente del partido político de que se trate, los próximos cuatro turnos de gobierno (2020-2024; 2024-2028; 2028-2032; 2032-2036) tendrán el desafío y la responsabilidad de atender casi en simultáneo problemáticas de alta complejidad: disminuir los niveles de pobreza (en particular entre las poblaciones más jóvenes), mejorar las posibilidades de acceso y las condiciones laborales de casi la mitad de la población, prever un sistema capaz de contener y atender a las poblaciones económicamente dependientes (en particular, los jubilados), así como garantizar las condiciones necesarias para propiciar un nuevo equilibrio fiscal que permita no sólo solventar el gasto público sino, sobre todo, fomentar el crecimiento económico.

El desafío se presenta no sólo a futuros gobernantes sino, también, a toda la clase dirigente argentina, incluyendo sectores como el empresario y el sindical. Dos sectores que, por diversos motivos, no han sido exitosos a la hora de que los gobiernos apliquen sus propuestas ante estas problemáticas, con intervenciones esporádicas y erráticas, y una débil o nula capacidad propositiva para generar soluciones. Pero, más allá de una cuestión ética y moral indiscutible frente al flagelo que significa el hambre y falta de acceso a servicios básicos, estos sectores debemos vernos fuertemente interpelados por el simple hecho de que, bajo estas condiciones, difícilmente se pueda pensar un futuro próspero para nuestro país.

Imaginar un escenario en el que trabajadores y empresarios, así como el conjunto de la dirigencia argentina,  confluyen en una misma visión de país, no es una utopía. Lo único que nos hace falta es honrar y hacer cumplir nuestra Constitución Nacional; que establece en su Art. 75, incisos 18 y 19 parte de la “fórmula secreta” para alcanzar la prosperidad:

“18. Proveer lo conducente a la prosperidad del país, al adelanto y bienestar de todas las provincias, y al progreso de la ilustración, dictando planes de instrucción general y universitaria, y promoviendo la industria, (…).

  1. Proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia social, a la productividad de la economía nacional, a la generación de empleo, a la formación profesional de los trabajadores, a la defensa del valor de la moneda, a la investigación y al desarrollo científico y tecnológico, su difusión y aprovechamiento.

Proveer al crecimiento armónico de la Nación y al poblamiento de su territorio; promover políticas diferenciadas que tiendan a equilibrar el desigual desarrollo relativo de provincias y regiones. (…).”

tapa del informe Argentina 2040

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Este documento fue elaborado por los integrantes de un nuevo espacio empresario-sindical, conformado por un grupo de empresarios argentinos, dirigentes sindicales (representantes de sectores tan diversos como comercio, transporte, industria, estudiantil, informáticos, entre otros) y empresarios de las seis cámaras empresarias más importantes del país (Asociación de Bancos Argentinos, Bolsa de Comercio de Buenos Aires, Cámara Argentina de Comercio y Servicios, Cámara Argentina de la Construcción, Sociedad Rural Argentina y la Unión Industrial Argentina).

Sobre el autor

María Candelaria Fernández

Politóloga (UTDT) y posgrado en Políticas Públicas (FLACSO). Coordinadora de Generación 2040 un espacio multisectorial que reúne a dirigentes empresarios y sindicales.

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3 comentarios

  • Hola Maria Candelaria,

    Te felicito por la actividad que desarrollas,. Escuché la entrevista que te hizo Fernández Meijide hoy 31/10/2021. Veo una apretada síntesis en este artículo.

    Lo que más promete para el futuro es el movimiento que has iniciado para reunir en actividades constructivas conjuntas entre jovenes sindicalistas y empresarios. Por ej cursos de capacitación, etc.
    Me encantó tu creatividad, tu empuje muy visible en la entrevista y más calmo en este artículo.

    Un abrazo ,
    Catalina Saugy
    ex investigadora del INAPL
    Instit Nac de Antropología
    ahora jubilada activa!

    • Estimada Catalina,
      Muchas gracias por tu comentario y palabras de aliento! Me da mucho orgullo ser parte de esta iniciativa en la cual, debo aclarar, soy a penas uno de los eslabones de la cadena de trabajo que iniciaron de forma conjunta empresarios y sindicalistas. Nos convoca a todos los que formamos parte de este proyecto un inmenso compromiso con el futuro de nuestro país y, sobre todo, muchas ganas de hacer juntos! Gracias nuevamente