No han sido hechos para vivir como brutos, sino para seguir virtudes y conocimiento»
¿Por qué Ulises está en el infierno perpetuo?
Intentemos hacer algunas consideraciones en voz alta.
Algunos críticos opinan que es necesario centrarse precisamente en la «orazión picciola», con la que Ulises convence a sus compañeros de seguir adelante.
- Bates y T. Rendall («Dante’s Ulysses and the Epistle of James»: Dante Studies, 1989), señalan que el hombre verdaderamente sabio es aquel que actúa con humildad en deferencia a la sabiduría divina, actuando de forma virtuosa, no por un simple deseo de convertirse en un experto del mundo.
- El deseo de ir más allá de las Columnas de Hércules, de descubrir más allá del mar conocido de la experiencia cotidiana, es un deseo bueno y justo; pero sólo puede realizarse con un acto de humildad, no con un acto de presunción, guiado por un maestro (Virgilio) y con el coraje de hacer todo el viaje como alumno (Dante). Bajar y volver a subir, pasar y reconocer el infierno para ir más allá. Para superarlo.
- La huida de Ulises es insensata, demasiado temeraria y destinada al fracaso, porque es expresión de una excesiva confianza en sí mismo, de un orgullo intelectual, de una confianza en un conocimiento que sólo se asienta sobre bases terrenales.
- El viaje que Dante decide emprender tiene lugar porque está convencido de que le asiste la gracia, de que está dirigido con Beatrice a la gracia divina. Dante es un «Ulises», para quien la virtud por excelencia es la gracia divina.
- Para Dante, la virtud debe guiar la sed de conocimiento hacia lo divino; para Ulises, el conocimiento mismo es la virtud por excelencia.
- El discurso de Ulises consiste en un ejercicio de manipulación de su “público”: la retórica es técnicamente excelente, pero éticamente negativa, al no garantizar esa relación de correspondencia directa entre los signos y la realidad, entre las palabras y los hechos, que para Dante es la condición indispensable para argumentar correctamente.
- La retórica de Ulises, por tanto, es el objetivo polémico de Dante: la retórica que se ejerce sin respetar las condiciones de verdad del discurso y que, por tanto, se reduce a ser un mero instrumento de persuasión y engaño.
- Para Dante, el uso astuto y falso de palabras y signos es un pecado muy grave: más grave que el asesinato, porque mata la verdad.
- El encierro del alma de Ulises en una lengua de fuego es lo que mejor expresa el contrapaso. En este lío, el orgullo -origen de todo pecado- es castigado porque es la base del fraude.
- El pecador que trató de engañar a su prójimo utilizando su lengua como instrumento, «inflamándolo» metafóricamente (persuadiéndolo a realizar ciertas acciones), ahora está «inflamado», es decir, está quemado por el instrumento del fraude, es la víctima de un arma con la que él mismo hizo tantas víctimas.
- La polémica contra la retórica, la mala, la que se basa en la elocuencia, es por tanto muy fuerte, y merece una mención final la diferenciación entre el poema de Dante y la oración de Ulises, entre un discurso guiado hacia la verdad y una elocuencia inflada que, en cambio, conduce al desastre. A la tragedia, no sin olvidar que los griegos daban lo mejor de sí en la tragedia: porque sentían «dramáticamente» el sentido de la vida.
- Ulises habría pecado de hybris. Hybris es una palabra griega que significa exceso, presunción, arrogancia: la negativa a reconocer los propios límites.
- Yo también -parece decir Dante- estoy hecho así. Yo también estoy haciendo, al final, el mismo viaje «loco» a los confines de la tierra. Dante nos habla de su miedo. Podríamos decir que Ulises habría necesitado oír a Virgilio decir que «a te convien tenere altro viaggio». INF.I-91
- El vuelo para alcanzar a Dios, la felicidad, el sentido de la vida, no puede hacerse sólo con remos, con la propia fuerza, entendida como la energía de la razón únicamente. ¿Hace falta algo más? ¿la gracia? ¿la fe? Sea lo que sea.
- La transgresión para Dante está también en el hecho de que Ulises y sus marineros emprendan su viaje a pesar de ser viejos y débiles; Guido da Montefeltro, jefe político de la Edad Media, decía que en la vejez el hombre no debe intentar empresas audaces, sino «arriar las velas y recoger las costureras», detener la «barca» de la vida, dedicarse al espíritu (tras una vida aventurera, Guido se hizo fraile franciscano).
- Como escribió Jorge Luis Borges en el libro Nueve ensayos dantescos, Ulises es un alter ego negativo de Dante (como escribió Jorge Luis Borges «Dante fue Ulises y de algún modo pudo temer el castigo de Ulises»).
Conclusiones
A Jean, un amigo que estuvo preso en el campo de concentración de Auschwitz con él y muchos otros y que quería aprender nuestra lengua, Primo Levi le recitó algunos versos del canto de Ulises, condenado a arder por la eternidad en el infierno. Tal vez Levi encuentre una analogía entre los sufrimientos y dolores del infierno de Dante y su propio infierno terrenal, en los horrores de ese campo de exterminio donde millones de judíos encontraron la muerte.
Si esto es un hombre – Libro de Primo Levi
Los tres cánticos de la Comedia pueden leerse como una metáfora de la vida del hombre: cada uno de nosotros, en la tierra, pasa por las tinieblas del infierno, por los momentos de purificación y de esperanza, por la tensión y, tal vez, por el aterrizaje hacia el bien, independientemente de que tensión nos mueve, en el sentido laico, civil o religioso.
Esta terrible pandemia quizás nos mejore, o quizás no, pero una vez más, nos sitúa ante la pluralidad del hombre. El Ulises de Dante trasciende el tiempo, encarna el deseo de conocimiento del hombre. Y dentro de la Comedia, en sus vicios y defectos como en sus virtudes, en su bien y en su mal, está dentro de toda la humanidad, es representado el hombre que cae y se levanta, sus tormentas y sus esperanzas, su deseo del bien y del divino.
[…] ensayo -con el anterior y los que le siguen– pretende plantear […]