Las cifras sobre el aborto legal con una mínima parte de lo que pregonaban durante la campaña para sancionar la ley”
Claudia Peiró
Dato anula relato. Bajo esta consigna, Claudia Peiró, licenciada en Historia y experimentada periodista que habitualmente publica en Infobae información y notas de opinión sobre temáticas sociales y familiares, fue la excepción. Mientras muchos colegas se hacían eco del primer aniversario de la ley N° 27.610, sancionada el 30 de diciembre de 2020 y promulgada el 14 de enero de 2021, denominada “Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), Peiró optó por mostrar las cifras que la corriente abortista prefirió omitir y que mostraban una clara contradicción entre los supuestos estudios demográficos y la realidad registrada luego. Las cifras de aborto brindadas fueron de 32.758 en el sistema público entre el 30 de diciembre de 2020 y el 30 de noviembre de 2021 (11 meses), lo que extrapolado para todo el año arrojaría 35.736 casos. Algo así como menos del 8% de lo que las organizaciones “verdes” venían proclamando como cifras de abortos realizados en la clandestinidad. ¿A qué se debe esta nueva “grieta”? Para ello, nada mejor que consultarle a la propia autora.
Empresa: ¿Por qué publicaste las estadísticas en el primer aniversario de la ley de aborto?
Claudia Peiró: “Yo quise dejar al desnudo cómo sacaban esas cifras. Vengo siguiendo este tema x el debate y me llamó la atención por la cifra. Sonaba irreal. Luego leí que en la campaña una de las constantes era tirar un número estimativo como táctica y luego está a propósito agigantada.
E: ¿Qué te llamó la atención de esas cifras?
CP: Es ridículo que algo que estaba oculto por ilegal, luego al blanquearse pase a bajar repentinamente. Alguna cifra no estaba correcta…. En el caso de España, se ve claramente que, al sancionar la ley de aborto, primero aumenta la cifra hasta que se estabiliza. Y acá pasaría igual.
E: ¿Por qué ese juego con las estadísticas?
CP: Creo que al aborto lo propagandizan, lo dibujaron con un disfraz seudocientífico y aquí están las consecuencias. En esto, incluso hay conexión con el Estado y muchas ONG están siguiendo estas cifras. Incluso, con un supuesto aval de la CEPAL, hicieron un trabajo para justificar y explicar ese horror estadístico.
E: durante la campaña e incluso desde las más altas esferas del Gobierno, se repetía que era una cuestión de salud pública…
CP: Pasó que durante el debate decían que las muertes por aborto eran la principal causa de mortalidad materna, pero en realidad son muy pocas. No decían que eran pocos (18 en 2019) y menos que eran por abortos de todo tipo: espontáneos y voluntarios. Las muertes son cifras reales mientras las otras son proyecciones hipotéticas.
E: ¿No se reduce el problema de la salud materna a una dualidad aborto-vida?
CP: El tema central es la desatención de las mujeres durante el embarazo. Como ejemplo, está la campaña de Amnesty International (que fue muy activa para promover el aborto “libre, seguro y gratuito”) para promocionar dicha práctica, una verdadera campaña antinatalista. Es una promoción del aborto que, incluso, se lo quiere presentar como un método anticonceptivo más. Se banaliza. Hay mucha liviandad.
¿Hay algo detrás de esto?
Es una continuidad de ciertas ideas llevadas adelante con prácticas antinatalistas. En los ‘60, fue el turno de la planificación familiar liderada por el Banco Mundial de Robert McNamara: repartamos entre menos. Una derivación de la teoría malthusiana con poco optimismo por el crecimiento global de los recursos mundiales. Pero la realidad mostró al revés, que cuando más rico era un país primaba la idea de tener menos hijos.
E: Un triunfo del pensamiento convertido en hegemónico…
CP: Claro, incluso, hace medio siglo, el progresismo mundial se oponía a estas ideas dominantes como “imperialistas”. Pero luego, la izquierda las tomó como bandera. Una rara mezcla con el esponsoreo de las entidades que promocionan el aborto. Es como si la sociedad occidental optara por suicidare o al menos languidecer detrás de la cultura del no-hijo.
E: Entonces no es solo un aspecto legal, sino algo que trasciende la importancia de una norma…
CP: Hubo muchas dificultades, por ejemplo, en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, en la que hace 15 años gestiona un signo opositor al actual gobierno nacional, con la intención de proteger al embarazo, la línea telefónica para ayudar a que la mujer tenga su hijo fue todo un tema al borde del boicot. La disuasión está mal vista. Incluso está prescripto en la ley votada. Hasta no se le puede mostrar la ecografía a la mujer que duda en abortar. Horacio Rodríguez Larreta se manifiesta en contra del aborto, pero la penetración de estas ONGs en las estructuras de Salud es muy fuerte. Esto me parece más grave que la legalización es ese espíritu antinatalista y abortista.
E: ¿Pudiste exponer tus puntos de vista sin problemas?
CP: En Infobae yo me puedo expresar y reflejó las dos posiciones permitiendo que se expresen. Hubo medios embanderados y hasta presentadoras de TV con el pañuelo verde en la mano. Porque la autocensura existe frente a una campaña muy agresiva y que simplifica cualquier argumento descalificando las posiciones. Lamentablemente, eso está lejos de ser un debate.