¿Qué les pasó?
Soy nativo de una generación que creció bajo el influjo de los grandes conflictos mundiales. Quizá por eso me conmovió su origen y consecuencias. LA TORRE DEL ORGULLO 1890-1914, de Barbara Tuchman, rastrea hechos y personajes claves para entender el desenlace de la historia contemporánea. Lo hace a partir del retrato de los 25 años que preceden a la 1ª. Guerra Mundial y, contradictoriamente, se la reconoce como la Belle Epoque. El libro me permitió la comprensión de una sociedad convulsionada, Europa, que convivía con otra adormecida y superficial encaminada hacia la hecatombe de la Gran Guerra. Ese enfrentamiento no sólo acabó con millones de vidas, desbarató creencias y cambió ideas. Sobre todo dejó abiertas heridas para el espíritu y en estado de agitación a la Humanidad, cuya secuela da cuenta de una escalada bélica casi ininterrumpida. Los impresionantes avances habidos desde la revolución industrial y el siglo XX, disociaron al hombre -en particular al occidental- de su visión de Dios, de su vinculación con la naturaleza y de otras convicciones, como su concepción familiar. Profundos dilemas que persisten y se agudizan.
¿Cómo vivir la actualidad que nos toca?
En UNA ÉTICA PARA NUESTRO TIEMPO, Romano Guardini, me posibilitó algo que parece contradictorio cuando no lo es: el conocimiento del bien como motivo de alegría existencial. Este libro fue una experiencia vital categórica por la etapa en la cual lo descubrí y por el modo en que lo leí. Fue durante mi noviazgo con quien es mi esposa y compartimos su descubrimiento con amigos con quienes nos reuníamos para su lectura. Se me presentó como una disposición de ánimo determinante de la acción personal, de mi relación con el mundo material y espiritual. La propuesta es llevarlo adelante con la práctica de la virtud. En palabras de Guardini: “..nuestro tiempo, a pesar de todo su escepticismo, anhela una interpretación de la vida diaria a partir de lo eterno…”. Recuerdo a este libro como concluyente en mi vida, aún cuando su autor pueda no destacarme como su mejor discípulo, intento a diario mejorar su consideración.
¿Cómo no reprimir la libertad creativa de la personalidad?
Hay cosas que uno intuye aún cuando no las puede definir. Me sucedió durante mucho tiempo con la que, quizá, sea mi parte más libre y creativa. Me refiero a la expresión poética. No sabía que la tenía hasta que lo puse en práctica. Fue cuando descubrí que la vida es poesía. Puede parecer cursi. Sólo hay que descubrirlo. Va una ayuda al lector. El Evangelio de San Juan comienza: “..en el principio fue el Verbo..” En el Antiguo Testamento, Dios dio origen al universo y al hombre a través de la palabra. Por si fuera poco, recuerde el lector sus propias plegarias, las estrofas del himno nacional, las del libro argentino por antonomasia o cada una de sus canciones preferidas, por poner sólo algunos ejemplos. En mi caso EL ENIGMA DE LO POÉTICO de Sergio Peña y Lillo, tuvo un impacto ordenador que me permitió comprender que el lenguaje es el espacio y la frontera que marca el límite de lo humano. La poesía alude a la atmósfera simbólica como última realidad de las cosas y la metáfora es su creación estética que es el secreto de su encanto y poder evocativo. Por respeto a los poetas no puedo decir que lo sea, pero sí puedo afirmar que escribo poesía, no creo que para bien de la Humanidad pero si seguramente para afirmar mi plena libertad.
Que buenas recomendaciones! Gracias Fernando!
Gracias !! Excelentes recomendaciones que serán tenidas en cuenta