La foto que habla – Rebelión en la Granja, de George Orwel
George Orwel es un autor cuya fama y citas actuales se encuentran vinculadas a su obra más famosa ,“1984”, donde criticó acertadamente la sociedad totalitaria en la figura del “Gran Hermano”, alegoría de un Estado que todo lo puede, desde vigilar la vida cotidiana de todos los ciudadanos hasta cambiar la historia según su conveniencia y en base a la mentira. Recientemente hemos vivido algo similar en la Argentina.
En mi caso, me introduje a Orwel por otra de sus obras: “Rebelión en la Granja”. Allí, utilizando la caricatura, satiriza con agudeza a una forma de cambio social que, lamentablemente, muchos intelectuales endiosaron y endiosan: la revolución. En la obra los animales de una granja se levantan contra el granjero, toman el establecimiento inspirados en doctrinas libertarias predicadas por un cerdo legendario y emprenden la tarea de hacerlo producir. Poco a poco una clase de ellos, los cerdos, encabezados por un líder sanguinario toman el poder, sacrifican a todos aquellos que se oponen a sus planes y, en la última escena aparecen habitando la casa del granjero, durmiendo en su cama y vistiendo sus ropas al igual que los hombres. Los otros animales, empobrecidos y sufrientes, los observan desde el exterior por las ventanas y se preguntan ¿qué ha cambiado?.
Se las leí a mis hijos cuando tenían capacidad de comprender el mensaje y ahora me viene a la mente al observar esta fotografía que muestra una calle de La Habana en oportunidad de festejarse los 90 años de Fidel Castro. En los carteles lucen las figuras de los héroes de la “revolución gloriosa” que en 1956 derrocó el corrupto régimen de Fulgencio Batista pero que, a poco de tomar el poder, se adhirió fervientemente a la utopía marxista. Esta foto muestra el resultado luego de sesenta años de gobierno autoritario. Los sometidos habitantes se mueven en bicicletas o, quizás alguno de los más acomodados, en un automóvil de los cincuenta (seguramente admirado por coleccionistas). Es un hecho notorio que el caudillo y su hermano que lo sucede en el poder, como los “cerdos” (no se trata de una expresión peyorativa), se movilizan en otro tipo de vehículo y viven más lujosamente que sus esforzados ciudadanos.
La revolución tiene su lógica maniquea. Todos los opositores representan el mal y sus caudillos mesiánicos lideran una nueva raza o tipo de hombre santo y solidario. Pero Cristo nos enseñó que el trigo y la cizaña crecen juntos en cada uno de nosotros y su separación se producirá al final de los tiempos (Mateo 34-52). Frente a la atrayente pero engañosa revolución, apostemos por la evolución que nace en cada uno de nosotros.
Muy bueno !! Lo tendremos en cuenta para leer. Yo leí 1984 del mismo autor. Invitan a la reflexión seguramente.