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La Calidad de Gestión Empresarial (CGE) como factor de la Productividad inclusiva (PI)

Escrito por Jorge La Roza
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El presente artículo integra la publicación «Productividad Inclusiva» del IAE Business School, de la Universidad Austral (diciembre 2021). En la entrega pasada compartimos «Reflexiones sobre Productividad Inclusiva (PI)» de Eduardo Fracchia. Para leer el dossier completo, hacé clic acá.

Entre los diversos factores que influyen en la Productividad Inclusiva, la Calidad de la Gestión Empresarial (CGE, o Quality of Management) demostró ser un factor decisivo. Diversos estudios internacionales, algunos de los cuales fueron llevados a cabo en Argentina, confirmaron la correlación directa entre las mayores evaluaciones de CGE con los mayores índices de Productividad.

Otrora dentro de un conjunto de factores denominados intangibles (o productividad total de los factores, aquellos complejos de identificar y de evaluar en relación con su impacto sobre la Productividad) (/), la CGE logro ser segregada y medida gracias a uno de los estudios más extensos en la búsqueda de cuantificar esas partes no medibles: la encuesta World Management Survey (8).

Este estudio investigó y comparó la CGE en 12.000 firmas a lo largo de 35 países en un periodo de 10 años. Nicholas Bloom y colaboradores de la Universidad de Stanford probablemente sean quienes más trabajos han completado a partir de los hallazgos del World Management Survey9. Así, lograron concluir, desde el análisis de los datos, que la importancia de la CGE representa un 25% de las diferencias de la productividad total de los factores entre EEUU vs otros países.

En la mejora de la CGE hay una responsabilidad compartida entre empresa y gobierno del país en cuestión. Un factor intrínseco relativo a cada empresa en particular es la responsabilidad de los líderes de implementar el conjunto de prácticas que establezcan la operación con los más altos estándares de calidad, de eficiencia y de mejora continua en la búsqueda de excelencia. Todo se genera desde la alta gerencia: la creación de valores, de objetivos y de sistemas para satisfacer las expectativas de los clientes, y el rendimiento, la preparación, la formación y el reconocimiento a su organización.

Es así como la inversión en capital físico y la adopción de las últimas tecnologías solo expresaran su mayor retorno si el capital humano de la empresa esta adecuadamente capacitado, entrenado y motivado. Esto aplica a cualquier industria o actividad.

¿Y cuáles son los factores comparativos que logran definir los niveles de la CGE? El primero, sin duda, es liderazgo de mandos superiores, la gestión de las personas, el uso sistemático de la práctica de evaluación comparativa (benchmarking), la atención al cliente, la gestión de procesos, la toma de decisiones basada en evidencias y la gestión de relaciones interpersonales.

En Argentina, el análisis de los resultados de una encuesta amplia (Bloom, 2015) permitió comparar la CGE con la de otros países. Se midieron las prácticas de gestión en tres áreas clave: 1) El monitoreo: ¿cuán bien supervisan las empresas lo que sucede dentro de ellas y cuánto utilizan esta información para la mejora continua? 2) Los objetivos: ¿establecen las empresas los objetivos correctos, rastrean los resultados adecuados y toman las medidas apropiadas si las dos son incoherentes entre sí? 3) Los incentivos y la gestión de personas: las empresas ¿promueven y premian a los empleados en función del rendimiento, priorizan la contratación cuidadosa y tratan de mantener a los mejores?

Los resultados mostraron que las prácticas de gestión argentinas son inferiores a las utilizadas por las empresas de Estados Unidos, Japón y el norte de Europa. En estas regiones, la mayoría de las empresas manufactureras: recopilan y evalúan continuamente datos para mejorar la producción de manera eficiente; establecen metas más ambiciosas para motivar a sus empleados a sobresalir; recompensan a los empleados de alto rendimiento con bonos y promociones y se ocupan de reentrenar o reemplazan empleados con bajo rendimiento.

Las prácticas de gestión argentinas son similares a las de empresas de países como Brasil, Chile, China y Colombia. Por su parte, el gobierno es responsable de generar un entorno de negocios que favorezca el incremento de productividad a través de políticas, regulaciones e incentivos adecuados.

Así la apertura comercial; las políticas públicas con estructura arancelaria adecuada; evitar favorecer a empresas ineficientes con impuestos deferenciales y políticas distorsivas; favorecer la presencia de empresas multinacionales y empresas locales que hayan probado ser bien administradas; regulaciones laborales y empresariales agiles; apoyar y favorecer la educación y la formación de los trabajadores debería estar en agenda de gobierno para impulsar el incremento de la productividad. Asimismo, promover y coordinar agencias de asesoramiento, puntos de referencia, institutos de calidad y asesoramiento que favorezcan la innovación y el crecimiento en aras de generar empleo sostenible.

Si la CGE se eleva a nivel empresa, se puede afirmar que cuando se la agrega a la productividad del país, ésta última se incrementará y, en definitiva, crecerá la economía y el empleo sustentable. Experiencias en varios países como Corea del Sur, Zambia y otros10, lograron adecuar políticas y regulaciones tendientes al incremento de productividad con el resultado de generación de empleo sostenible.

La oportunidad de mejorar las prácticas generales de gestión en Argentina está a la espera.

 

Referencias
7 Acerca del estudio en particular sobre el rol de los intangibles y las variables blandas ver Llach (2020).

8 https://worldmanagementsurvey.org/

Sobre el autor

Jorge La Roza

Fue Presidente del XIX Encuentro Anual de ACDE. Es Ingeniero Agrónomo de la Universidad Nacional del Sur de Bahía Banca y estudios de Executive Education en la Universidad de Indiana (EEUU).

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