La voz de un empresario que representa la cultura de ACDE: Entrevista a Luis Miguel Bameule
Parte 1
En el Consejo de Redacción del Portal de ACDE nos hemos planteado la necesidad de reflejar en forma continua una de las mayores preocupaciones que aquejan a los empresarios cristianos de nuestro país: la necesidad de contar con una suerte de “agenda para el crecimiento” donde se aborde un tema, quizás ríspido o que puede suscitar malos entendidos: la creación de riqueza como requisito indispensable para combatir el flageo de la pobreza que hoy azota a la Argentina de una forma que debe avergonzarnos.
Acorde con esa línea Javier García Labougle escribió un artículo en El Portal el pasado 27 de julio que obró como disparador al tema.
Una de las preguntas que formuló Javier fue: “¿Cuáles son las barreras culturales, institucionales, políticas que dificultan la creación de riqueza en nuestro país?”
A fin de contestar esta pregunta nos pareció oportuno realizar una serie de tres entrevistas a Luis Miguel Bameule, expresidente de ACDE, hijo de otro presidente y padre de Luis Alejandro, actual miembro del Consejo Directivo y expresidente de UNIAPAC.
Luis Miguel Bameule fue Presidente de Quickfood SA (su marca líder: Paty) por más de 20 años. Actualmente es Presidente de Agritur San Luis S.A. (emprendimiento agro-ganadero en la provincia de San Luis). Integra los Consejos Directivos de la Fundación Producir Conservando y del Banco de Alimentos y participa del proyecto GPS (Grupo de Países Productores del Sur). En Uruguay, preside Mar de Hierbas (Est. La Baguala, Hotel de Campo y Chacras).
Publicamos la primera parte donde expone sus ideas generales respecto de la pregunta que encabeza este trabajo.
Parte 1
VOLVER A LA CULTURA DEL TRABAJO
Portal Empresa: Nos gustaría que, desde tu experiencia de tantos años como empresario en la Argentina, ensayes una respuesta a la pregunta formulada por Javier a fin de orientar nuestro diálogo a aquellos puntos que consideras más importantes.
LB: La pregunta, lleva a un análisis profundo sobre nuestra historia que seguramente excede la posibilidad de responderla en estas líneas, pero es importante abrir el debate sobre este tema buscando el aporte de diversas opiniones o puntos de vista.
A todos nos preocupa la decadencia relativa argentina frente al resto del mundo. Nos preguntamos ¿Cómo puede ser que un país que era “top ten” en la primera mitad del siglo XX haya caído tanto sin haber perdido ningún recurso básico de los muchos recibidos como don del Creador: extensión geográfica, calidad de sus tierras, recursos minerales, etc. Nos preguntamos cómo puede ser que nos hayan superado países que sufrieron guerras terribles, cercenamiento a su territorio, odios raciales que parecían irreconciliables o que, simplemente, nunca estuvieron dotados de recursos naturales similares a los nuestros.
Portal Empresa: Tu primera aproximación al tema vuelve a enfrentarnos con preguntas que carecen de una respuesta única. Podríamos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la respuesta sobre las causas de nuestra situación ha sido el motivo de nuestros enfrentamientos. Desearíamos realizar un análisis que, en la medida de lo posible, indague sobre puntos que puedan plantearse para unirnos. ¿Cuál te parece que sería uno de los temas que nos ayudaría a lograr ese propósito?
LB: Creo que uno de los temas fundamentales es el de volver a la cultura del trabajo, lo cual nos lleva a la necesidad que tenemos en la Argentina de ser capaces de generar empleo genuino, que agregue valor, o sea que genere riqueza. En el mundo moderno la riqueza se genera con el trabajo organizado. Antiguamente, la riqueza -en general- era producto del despojo de un sector de la población sobre los más débiles, hoy ya no es así. La Argentina cuenta con recursos naturales que permiten desarrollar diversas actividades que dan trabajo (la agricultura y su derivado: la agroindustria, la minería, el turismo y muchos más). Por otra parte, el argentino tiene valores indiscutibles que se traducen en éxitos individuales admirados por el mundo en diferentes disciplinas (deportivas, científicas, religiosas etc). Algo nos pasa que no podemos aprovechar nuestros recursos naturales ni aplicar nuestros valores individuales para hacer crecer nuestro país. A mi juicio, nuestra falla está en que, para dar trabajo es necesario emprender y para emprender debe haber una atmósfera favorable, condiciones que faciliten o al menos no traben al inversor o emprendedor. Pienso que, lamentablemente, no hemos sabido crear esa atmosfera de confianza que permita el desarrollo de emprendedores que generen empresas. En la Argentina hay muchos “hombres de negocios” pero pocos empresarios. La prueba está en la continua reducción de nuestros índices de inversión
Portal Empresa: ¿Cuáles serían, para vos, las grandes líneas que habrá que buscar para generar trabajo?
L.B: Emplear de manera genuina implica aplicar el principio de subsidiaridad elaborado por la Doctrina Social de la Iglesia en muchas de sus Encíclicas. Hoy vemos que los políticos y también miembros de la jerarquía de la Iglesia ponen énfasis en el principio de solidaridad. No cabe duda que la solidaridad es importante, más cuando surge de una actitud personal basada en el primer mandamiento que nos legó Jesús: el Amor al Prójimo. A mi juicio, la solidaridad no es un “principio” es un deber moral de todo cristiano quien, en su actitud personal debe realizar esa “opción preferencial por los pobres”. Es algo que nos cuesta, es una lucha de todos los días.
Pero en la organización social y también en nuestra actitud como empresarios, el principio de subsidiariedad es tan importante como el de solidaridad. Básicamente consiste en saber “delegar” para darle a nuestro prójimo la posibilidad de trabajar y emprendan, haciéndolo florecer o ayudando a que se desarrollen como personas aun a riesgo de que lleguen a competir o crecer más que quien les dio empleo.
Ese principio tiene una aplicación directa a la organización política de la sociedad porque determina que el Estado no debe acometer actividades que puede realizar con más eficiencia la actividad privada y, de la misma forma, el Estado Nacional debe delegar actividades en las provincias y las municipalidades. Esa es la manera de hacer realidad nuestro federalismo.
Portal Empresa: y qué ocurre con el principio de solidaridad, ¿no es también un deber del Estado aplicarlo a favor de los que más necesitan?
LB: n estricta lógica, la solidaridad es una virtud de las personas. El Estado debe velar por cumplir sus fines, entre ellos asegurar a la población el acceso a los bienes indispensables para la vida y la igualdad de oportunidades para todos. Se trata de instrumentar una sana política de redistribución cuyo instrumento son los impuestos. En síntesis, al Estado no le cabe la virtud de la solidaridad. Sí, le corresponde crear condiciones muy básicas para el desarrollo de las personas: seguridad, salud, infraestructura, justicia, educación, moneda, etc.
En relación con la política laboral, debemos diferencia empleo productivo del “puesto”. La generación de empleo por decreto es una forma de subsidio y no agrega valor. No es ese el rol del Estado. Lo mismo las asignaciones permanentes sin contrapartida, diferente a las ayudas por emergencias concretas y acotadas. Lamentablemente esto es parte de la realidad argentina desde hace décadas. Además del costo que deben afrontar los que pagan impuestos, es un mal ejemplo vivir de dádivas. Se genera un uso político de los subsidios y se desalienta al verdadero emprendedor y al trabajador de verdad.
Portal Empresa: Pensamos que tus ideas muestran con claridad las principales razones de nuestras recurrentes crisis. A tu criterio, y volviendo a la pregunta inicial, ¿estos problemas que señalas forman parte de las barreras culturales que nos impiden crear riqueza.
LB: La decadencia argentina coincide con la vigencia del populismo, entendido como el vivir más allá de las posibilidades en función de prebendas, dádivas y subsidios, que básicamente se reparten desde el Estado, para que los políticos lleguen al poder por el voto de la gente que va perdiendo la cultura del trabajo y el esfuerzo. De esta forma, generaciones enteras prefieren vivir de un “plan” antes que del esfuerzo propio y ello impide la creación de riqueza.
*Esta entrevista se divide en tres partes. Para leer la parte 2, hacer clic acá.